Sanar Niña interior


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Descripción del Producto

Sanar a tu niña interior es el proceso de reconectar con esa versión de ti que vivió las primeras experiencias emocionales, tanto buenas como malas. Es darle un espacio a esas emociones no resueltas, miedos, traumas o carencias afectivas que se quedaron arraigadas en tu subconsciente

Un proceso terapéutico completo y profundo del trabajo de niño interior abarca 4 aspectos: 

  1. físico,
  2. emocional,
  3. intelectual,
  4. espiritual.

Todos nacemos con un ser o esencia perfecta, pero lamentablemente se va cubriendo de capas de patrones y programación de nuestros padres y ancestros, desde la concepción hasta la edad adulta. Estas capas distorsionan nuestro mundo perceptivo, el cual tiene mucha fuerza sobre nosotros, a la hora de asociar escenas o de sostener síntomas.

¿Sabías que a los dos meses de vida los receptores sensoriales están formados?

Todos hemos acumulado bolsas de dolor bien sea dentro del útero, en la infancia o adolescencia. El “niño interior” no tiene recursos internos para entender ni procesar lo que sufrió. Lo cargará por años, décadas y siempre se culpará de forma inconsciente de lo ocurrido, pensando que algo hizo mal.

En la mayoría de los casos de abusos o maltrato en la infancia los niños no se sienten víctimas, todo lo contrario, se sienten culpables, por eso no lo cuentan y se lo guardan en su interior. Y durante nuestra vida ponemos mucha más fuerza en retener nuestro problema que en dejarlo ir. Creíste como verdadero, aquello que tus padres te decían. Acusar, culpar, juzgar, criticar, amenazar, ordenar, insultar en forma de discurso materno o paterno dentro de palabras que destrozan el corazón.

Nuestra “niña interior” construye su autoestima desde la infancia y cuando ésta no es amada como necesita, tratará de llenar las expectativas de sus padres y entorno, falseándose a sí mismo. Construyendo máscaras que cubren su verdadera identidad, todo para dar la imagen que el adulto desea, buscando su amor y aprobación. Todo esto hace que el “niño” poco a poco vaya dudando de lo que siente, alejándose de su propio centro, y así se inicia un ciclo en el que las bolsas de rabia, tristeza, soledad, vergüenza… se van instalando en nuestro “niño interior”, construyendo una identidad falsa, creyendo que somos quienes no somos.

Reflexiones tóxicas como “no valgo”, “no merezco”, a nadie le intereso, nos llevan a sostener miedos profundos que nos esclavizan a conductas no deseadas y a insatisfacciones profundas. Si tu niña herida no fue amada incondicionalmente, probablemente se sienta herida, sola y abandonada. Si tu niña herida sufrió, probablemente esté viviendo en un cuarto oscuro y frío en tu interior. Esto hizo que se tuviera que proteger del dolor porque era demasiado vulnerable y frágil, congelando sus sentimientos para no sentir que no era amada como necesitaba. Y esto hace que construyamos capas, creencias que nos limitan, reflexiones tóxicas que dan lugar a respuestas automáticas que se incorporan en nuestro inconsciente para el resto de nuestra vida.

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